Primera partida en tablas

El primero de los cuatro clásicos en la serie se saldó anoche en el Santiago Bernabéu con un empate entre Real Madrid y F.C Barcelona, en un partido que no fue un gran espectáculo en cuanto a juego pero sí que tuvo casi de todo: tensión, emoción, polémica, expulsiones, penalties...y goles. Más allá de la polémica, el partido se presentó con una declaración de intenciones por parte de ambos técnicos, como una partida entre dos grandes ajedrecistas que en su primer enfrentamiento se saldó en tablas.

Sergio Ramos y Villa durante el primero
de los cuatro clásicos de la serie.

Por un lado, Mourinho alineó un medio campo formado por tres jugadores de corte defensivo - Xabi Alonso, Khedira y Pepe - que fueron un espejo de la apuesta del portugués en el partido; y es que el Madrid se dedicó a esperar y buscar la contra, una apuesta que tal vez no fuese muy atractiva, pero que a mí me pareció inteligente. A día de hoy es muy difícil jugarle "de tú" al Barça, y los blancos han salido mal parados en los últimos años, la última vez en el Camp Nou hace cinco meses. En aquel último partido, por ejemplo, me sorprendió la falta de idea, un plan de cara al partido, algo nada habitual en el técnico portugúes, y el resultado fue desastroso. Esta vez, aunque pueda gustar más o menos, hubo un planteamiento.

Por parte de Guardiola, pareció que la consigna era controlar el partido. Una vez más me dio la impresión de que el Barça sigue siendo superior al Madrid en el juego, pero ayer, tal vez porque no lo necesitara - el empate le valía - o tal vez por miedo a perder, a los azulgrana les faltó ambición. Tocó y tocó durante buena parte del encuentro y todo se le puso de cara con el 0-1 y la expulsión, pero en ese momento le faltó empuje para cerrar el partido. Y eso le condenó; si algo no le falta al Madrid es orgullo, y con el empate - en un penalty para mí bastante discutible de Alves a Marcelo - los blancos se crecieron y jugaron sus mejores minutos. Al final, un resultado justo en un partido muy marcado por los planteamientos de los entrenadores y unas tablas que dejan la Liga un poquito más decidida. La segunda partida, dentro de tres días en la final de Copa.