El juego desplegado en la Copa América y algunos detalles que se han visto en el fútbol europeo en los últimos tiempos llevan a una reflexión obligada: en el fútbol actual faltan cerebros. Futbolistas que sean capaces de asociarse y mover el balón con fluidez, tipos que vean el fútbol unos segundos antes que el resto.
A nivel de selecciones, hemos visto cómo Argentina o Brasil se han estrellado por culpa de sus problemas en la creación. Lo más interesante en ese sentido que hemos visto en la Copa América han sido los destellos de Ganso y Valdivia, que sí parecen jugadores con la inteligencia y la calidad para mover a sus equipos, pero que se han mostrado demasiado intermitentes en el campeonato por sus problemas físicos. Pero en general, ha sido un torneo gris, falto de creación, y en el que a pesar de los grandes delanteros que había, las defensas se han acabado imponiendo ante la falta de situaciones de gol para los atacantes. Ha sido esa falta de imaginación, de fútbol, la que ha convertido al mejor jugador del mundo, Messi, y al futbolista de mayor proyección, Neymar, en meros actores secundarios.
Ése mismo problema se ha visto también en grandes equipos europeos; por ejemplo, el Liverpool o el Chelsea han entregado últimamente la dirección de su medio del campo a jugadores físicos pero con poca capacidad de distribución, y eso les ha hecho ser demasiado planos en su juego. Ahora buscan jugadores de otro corte diferente - el Liverpool ha contratado a Downing y Adam, y el Chelsea insiste al Tottenham por Luka Modric. La Juventus, tras muchos años ya sin encontrar su rumbo, se ha hecho con los servicios de Pirlo, veterano pero que aún puede aportar juego y creación al medio campo turinés - no será difícil hacer más que lo que actualmente tiene - o el Real Madrid, que también quiere mejorar esa faceta con el fichaje de Nuri Sahin. Y es que los cerebros son hombres muy cotizados en el fútbol actual por su escasez, y España tiene la gran suerte de contar con los dos mejores en esa posición, Xavi e Iniesta. Son ellos los que dan luz al juego de ataque, y los que permiten a los grandes jugadores que tienen alrededor explotar sus condiciones. Si todos esos grandes quieren mejorar su estructura de juego y volver al lugar que les corresponde, necesitan buscar organizadores, hombres de creación, cerebros.
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