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| El Madrid volvió a aumentar su ventaja a cinco puntos. |
Una realidad que ha sido una constante en los últimos años y con la que el Barça de Guardiola había convivido hasta ahora: el Madrid no perdona debilidades. Y el Barça las está mostrando. Ayer acabó empatando con el Espanyol, y hay que decir que el resultado, visto el juego, fue justo. Últimamente cuesta ver ese equipo que, lejos del Camp Nou, aplastaba en posesión y en ocasiones a su rival y ganaba el partido por acoso y derribo. Las razones son difíciles de analizar, porque cuando el equipo se ha visto exigido, como en San Siro, en el Bernabéu o en Mundial de Clubes, si que ha estado a la altura de lo que nos tiene acostumbrados. Una vez Cruyff dijo que el único problema de este equipo era que se cansara de ganar...
Aún es pronto para dar o quitar la razón a las afirmaciones del holandés, pero hay un atisbo. No es que al Barça se le vea falto de actitud; es que tras ganar tanto, la confianza en ganar es tan grande, que nunca piensas que te puedan sorprender. Y así, te sorprenden, porque además los rivales se entregan al máximo para ganarle. Ayer ante el Espanyol volvió a dejar una sensación similar a la de otros partidos fuera - de hecho el desarrollo del encuentro me recordó algo al de San Mamés: juego general aceptable, un rival que se desfonda en el esfuerzo, que no le pierde la cara al partido en ningún momento, y un Barça que no mata y acaba pagándolo. Falta ese punto de superioridad de otros momentos.
Superioridad que sí mantiene el Real Madrid. Los números hablan por sí solos. La temporada pasada el equipo de Mourinho acumulaba 44 puntos tras diecisiete jornadas - había cedido sólo 7 puntos - y la anterior, con Pellegrini, 41 habiendo cedido 10 puntos. Este año mantiene un nivel similar con 43 puntos, pero el Barça tiene ahora 38, 8 menos que la campaña pasada a estas alturas. Estaría por debajo del Madrid de las dos últimas temporadas. Con la pegada que tiene, el equipo blanco, mata y remata los partidos, se tira a la yugular del rival y lo desangra; el Barça, fuera de casa, no cierra los partidos, y aunque sigue teniendo momentos de buen fútbol, flaquea. Sobra decir que cinco puntos sin haber llegado a mitad de temporada no son tanto, pero para que haya Liga, los de Guardiola deben subir su intensidad fuera de casa, porque el Madrid no perdona debilidades.
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