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El final del partido fue lamentable, con entradas duras, expulsiones y agresiones. |
Hace tiempo que el Real Madrid anda con la obsesión de ganar al Barça a toda costa. Fue para eso para lo que se contrató a José Mourinho y es en la figura del técnico portugués en la que se personifica más que nadie esa obsesión. Lo cierto es que, futbolísticamente, las distancias se han reducido; el esfuerzo y la motivación del equipo blanco en cada enfrentamiento es mayor, y su manera de jugar incomoda cada vez más al Barça. En ésto tiene mucho que ver que el Madrid se haya mostrado más valiente en su planteamiento, presionando más arriba con una línea de tres jugadores al frente, y un cuarto hombre en el enganche, Özil, por delante de la pareja Xabi Alonso-Khedira y, lo que es más importante, sin esperar en su propio campo. Por eso en la Supercopa el equipo madridista llevó la iniciativa en el partido de ida y en algunas fases del partido de vuelta, con una posesión de balón más repartida que en otras ocasiones. Sin embargo, enfrente, el equipo de Guardiola se ha mostrado como un equipo excelentemente competitivo y organizado, sabiéndo suplir con orden los momentos de ausencia de posesión, que es cuando tenía más posibilidades de sufrir. Por lo que se ha visto en los dos primeros choques de la temporada, tiene pinta de que éste año Mourinho y los suyos se han mentalizado más que nunca para ponerle las cosas más difíciles al Barça.
Ahora bien, lo que me parece lamentable es que esa obsesión por ganar no sea bien entendida por algunos. No voy a extenderme en explicar unas imágenes que hablan por sí solas y que todo el mundo vió, cada cuál que saque sus conclusiones. Me parece peligroso el nivel de agresividad que se está viendo en los últimos clásicos con acciones muy feas y gestos antideportivos como nunca he visto antes. Y en ésto, me parece, tiene mucho que ver Mourinho; no puede ser coincidencia que con su llegada el ambiente se haya crispado tanto. Los esperpentos y las faltas de respeto del portugés hacia el deporte son tan continuadas y frecuentes que me parece que las multas y sanciones habituales ya no son suficientes, debería haber una sanción ejemplar. El problema es que no sólo no se le pone freno, sino que encima desde algunos sectores - entre los que se incluyen la directiva del Real Madrid, y buena parte de la prensa y la afición - se le respalda, y creo que ésto está generando unas tensiones que pueden acabar muy mal. Ojalá que no ocurra ninguna desgracia y no tengamos que lamentarlo luego.
Es la cara fea y mal entendida de otra bien diferente, la puramente futbolística. Y es que el Real Madrid, por plantilla, motivación y juego, "golpea" cada vez con más fuerza para derribar de una vez por todas el dominio azulgrana en los últimos años, pero el muro, de momento, resiste.
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