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martes, 7 de junio de 2011

¡Cómo pasa el tiempo!

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Ricardo Zamora, con
la clásica gorra.
Pues si, el tiempo pasa, los tiempos cambian, y las modas también. Y la vida, como el fútbol, está llena de imágenes; y siempre resulta curioso echar la vista atrás y ver cómo éramos - o cómo eran - las cosas en el pasado. A través de esas imágenes se pueden deducir muchas cosas; el fútbol, ahora convertido en deporte de masas, trae dinero y fama a los jugadores de élite, que se convierten en figuras casi tan influyentes como el más poderoso de los gobernantes. Sin embargo, hace no tanto tiempo, el deporte del balón era mucho más modesto, y las tendencias o los acontecimientos históricos de cada época se han dejado sentir a lo largo del tiempo.

España en las
Olimpiadas de
Amsterdam, 1928.
Echando la vista atrás, es difícil no dejar escapar una sonrisa al ver la estampa del mítico Ricardo Zamora, el portero más famoso del fútbol español, allá por los años 30. Por aquél entonces, Europa y España vivían momentos difíciles con la guerra y la postguerra, y en las indumentarias se notaba la austeridad del momento, con un aspecto que parece cualquier cosa menos cómodo para hacer deporte: clásicas camisas con cuello, calzones largos hasta casi la rodilla bien subidos - algunos los llevaban tan arriba, que en la actualidad taparían la publicidad de las camisetas...- y duras botas de piel y puntera, con tacos de cuero, hechas a medida. Y los porteros, con gorra y nada de guantes, una moda que no se dejaría ver hasta que el Balón de Oro, Lev Yashin, los vistió en el Mundial de Suecia en 1958, convirtiéndose en el pionero.

George Best, tan conocido 
fuera como dentro del 
terreno de juego.
Poco a poco el fútbol fue evolucionando, y ya a comienzo de los años 60 se había profesionalizado más, la prensa o la televisión comenzaban a contribuir a agrandar las figuras de los futbolistas. Las indumentarias también parecían más adecuadas para el momento, aunque algunos jugadores aún andaban lejos de la preparación física actual, con cuerpos menos atléticos. Por poner un ejemplo ilustre, la gruesa camisa difícilmente disimulaba la tripita incipiente de Puskas, lo que sin embargo nunca impidió su fantástico juego, pero deja una imagen cada vez menos frecuente hoy en día a primer nivel. A finales de los 60, apareció en Gran Bretaña un jugador que rompió moldes dentro y fuera de los terrenos de juego y nunca dejó indiferente a nadie: George Best, un jugador tan genial con el balón, cómo indisciplinado fuera del campo. En plena "Beatlemanía", el irlandés puso de moda la figura del jugador-estrella, que se pasaba las noches entre Rolls Royce, de fiesta en fiesta, y se relacionaba con las actrices más famosas del Reino Unido.

La década de los 70 trajo numerosos cambios al fútbol. Una mayor preparación física, cuya tendencia inició el Brasil de Pelé en el Mundial de México '70 debido a las críticas recibidas por la mala preparación de los brasileños cuatro años antes, tuvo como resultado unas figuras de futbolistas más delgadas y atléticas, como puede verse ojeando las imágenes del propio PeléBeckenbauerCruyff Kempes, cuatro de los grandes triunfadores de la década. En el fútbol español, la apertura del mercado a futbolistas extranjeros de cualquier nacionalidad tras varios años de cierre, supuso una locura que dejó un buen número de fichajes, junto a bacalás de calibre considerable. Y con ese circo de incorporaciones, también llegaron algunas modas curiosas, como las melenas, personificadas en el alemán del Real Madrid, Gunter Netzer, o el peruano Hugo "Cholo" Sotil del Barça, los argentinos del glorioso, Rubén Ayala o Ramón Heredia, o el malaguista "Chupete" Guerini, entre otros, que bien podrían haber salido de la portada de cualquier disco de Los Chunguitos.

Heredia y Ayala, argentinos que llegaron al Atlético en 1973,
podrían haber sido portada de cualquier elepé de Los Chunguitos.

Y tras el susto de los peinados - que realmente no tendría arreglo en los 80 - lo que llama la atención de la moda de la década es la escalada de los pantalones de los futbolistas, que en algunos casos rozaba el ridículo, y en otros se llevaba con estilo. Gran figura de uno de los mejores equipos que se quedaron sin cetro Mundial, el brasileño Sócrates creaba escuela en 1982 con un look curioso, mezcla de Kárate Kid con Ché Guevara, y esos pantalones tan cortos, que dejaban al descubierto sus largas piernas, marcando ese estilo desgarbado, tan suyo, de uno de los grandes genios de éste deporte.

Sócrates, cinta a lo Kárate
Kid, y pinta desgarbada.
Desde la década de los 90 hasta nuestros días, éste deporte ha cobrado aún más importancia, social y económica. Los jugadores se han convertido en atletas de élite, con una preparación física y mental a medida, cuidada hasta en el más mínimo detalle. Se han disparado los contratos televisivos y de imagen, y el futbolista, convertido en figura mediática, gana mucho más dinero gracias a la publicidad. David Beckham, en ocasiones casi tanto futbolista como modelo, fue uno de los primeros en traspasar la frontera, con su relación con una componente del boom musical del momento - Spice Girls - y sus continuos cambios de look, que lo convirtieron en ídolo de quinceañeras, portada de revistas, y una de las figuras más influyentes del Reino Unido, puesto que aún hoy ocupa.

En un mercado mucho más abierto, más global, ésta influencia también se deja sentir en lugares cada vez más remotos, que tradicionalmente eran algo más ajenos al fútbol. Zidane, Ronaldo o Ronaldinho levantaron pasiones en África, Oriente Medio o Asia, y otros jugadores han recogido ahora ese testigo, como Messi o Cristiano Ronaldo, que ya era un ídolo en Manchester, y que tras su traspaso millonario al Real Madrid, se ha confirmado como uno de los jugadores más mediáticos del momento. 

Y en la moda, camisetas cada vez más ajustadas, y transpirables - lo que habrá aliviado a más de uno, que no tendrá que aguantar la respiración para defender un córner - y aún sin olvidarse de algunos peinados discutibles, sin duda las botas son la estrella: sin ellas nos sería imposible saber la cantidad de colores horteras que existen. Los jugadores visten sólo prendas personalizadas de su marca deportiva, y cambian de camiseta al descanso de cada partido - claro, paga la marca; qué lejos quedan aquellos tiempos de austeridad de los comienzos. Así es la tendencia de nuestros días, la moda de hoy. Quién sabe qué pasará en unos años, pero seguro que alguien echará la vista atrás y se reirá de lo que a nosotros hoy nos parece normal. Y entonces, seguro pensará: ¡Cómo pasa el tiempo!.

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