El Chelsea gana la Liga de Campeones, el título que tanto ansiaba

El fútbol es así de caprichoso; desde que Roman Abramovic se hiciera cargo del club y comenzara un ambicioso proyecto fundamentado en una cuantiosa inversión económica hace ya nueve años, cuantas veces no había sido el Chelsea favorito para levantar su primera orejuda; sin éxito. Y tuvo que ser ésta vez. Cuando, para mí, menos méritos hizo, y cuando menos posibilidades tenía, porque los últimos coletazos de una generación que ha dado buenos triunfos a la camiseta blue eran cada vez más evidentes. Ésta victoria del Chelsea tiene en mi opinión varias lecturas.

La primera, es que la historia les debía una; eran ya varios años dónde el Chelsea había estado al nivel o cerca del nivel de los mejores, y por tanto, considero que se ha hecho justicia por premiarles con un trofeo que, históricamente, habían merecido - si es que en el fútbol se puede hablar de justicia histórica. Eso sí, lo consiguieron cuando más lejos estaban del nivel de los grandes. Porque, no nos engañemos, éste Chelsea anda lejos del nivel del Barça o del Madrid, e incluso del nivel del Bayern. Resulta demasiado fácil debatirlo con el clásico "pero han ganado", que me parece quedarse tremendamente corto en el análisis. Cuando se gana, es buena práctica analizar cómo se ha hecho, y qué posibilidades existen de que ocurra de nuevo. Queda patente que, si defendiendo con once hombres en tu área casi desde el minuto uno, tus rivales son capaces de provocar penalties, disparos al palo o manos salvadoras - de un ángel checo llamado Cech - a la vez que disparar cuatro veces en tres partidos con una efectividad absoluta - gracias al oficio y la calidad de un experto en sacar petróleo de cada balón como Drogba - son demasiadas combinaciones como para que el billete vuelva a salir premiado. 

Su victoria es de esas casualidades (¿maravillosas?) que tiene el fútbol, que a veces rompe cualquier lógica, y por eso lo hace tan grande. Pero no debe desviarnos de la realidad, que es que los ganadores casuales son pasajeros. Por improbables. La historia de éste Chelsea me recuerda un poco a la de Grecia, que ganó la Eurocopa 2004 sin que nadie supiera bien cómo; y evidentemente, tras aquél campeonato, nadie volvió a ver ni rastro de aquél equipo. Fue un triunfo pasajero. Y el Chelsea, jugando así, difícilmente ganará títulos con asiduidad. Esa es la segunda reflexión, y por tanto, el club londinense debe replantearse profundamente su proyecto deportivo, comenzando por su entrenador. Desconozco si Di Matteo está capacitado para hacer jugar al Chelsea de otra manera - aunque en mi opinión, tenía equipo para haber planteado la final de manera diferente, pero le pesó demasiado los buenos resultados que le había dado el planteamiento. Sea como sea, el Chelsea debe garantizar un juego que de más opciones a su baraja, y si Di Matteo no es capaz de hacerlo, deberían buscar otro entrenador. Algunos pensaran que como se me ocurre discutir a un técnico que ha ganado la Liga de Campeones, pero no es un resultado puntual lo que se discute, sino las probabilidades de éxito en el futuro; y el Chelsea, por éste camino - no hay más que mirar los números - no tiene muchas.