Mourinho y sus guerras

Mourinho debería concentrarse más

en hablar de fútbol en lugar de pelear

con el mundo.

En su primer año al frente del Real Madrid, el técnico portugués José Mourinho se ha convertido en el foco indiscutible de todas las miradas, eclipsando en muchas ocasiones con sus comentarios y sus polémicas ruedas de prensa a lo acontecido en el terreno de juego. No voy a discutir para nada la calidad del portugués como entrenador, al que considero uno de los mejores del mundo, y puedo entender que muchos de sus "shows" no tienen más objetivo que el de desviar la atención de sus jugadores para reducir la presión o crear reacciones que puedan descentrar al contrario o motivar a los suyos.

Deportivamente, pienso que el Madrid ha hecho una buena temporada; con el título de Copa bajo el brazo, llegar a semifinales de Champions y hacer más de noventa puntos en Liga dando una imagen de solidez más que considerables son unos muy buenos números. Sólo el Barça, que ha estado un escalón por encima, ha impedido que la temporada haya sido sobresaliente.

Lo que no comparto con Mourinho es su estrategia del "todo vale" para ganar. Por un lado, está claro que se le contrata para conseguir resultados en un momento de urgencia, y en ese sentido él es de los mejores - si  no el mejor -, casi infalible. Por otro lado el aficionado al fútbol es por naturaleza resultadista, y se acuerda poco o nada de cómo ganó su equipo; pero eso no justifica que el Real Madrid hipoteque su imagen y su historia sólo porque confía ciegamente en el método de su entrenador.

El club, en un intento - para mí equivocado - de mostrar una imagen de unidad y apoyo a su técnico ha subscrito punto por punto cada una de las "guerras" de Mourinho a lo largo de toda la temporada. Accedió primero a alejar a Valdano del día a día del equipo por petición del entrenador, lo apoyó en sus quejas de que el calendario perjudicaba al Madrid con respecto a otros rivales - no mencionó directamente al Barça, pero se entendió - y no lo corrigió cuando se pasó de la raya, como con los desplantes a la prensa o las polémicas con Preciado o el Málaga. En mi opinión, un club como el Real Madrid debe estar por encima de una persona, ya sea técnico o jugador, se llame como se llame, y sea la situación que sea, y debe marcar claramente la línea a seguir y cual es el límite de lo que se puede y no se puede decir. Eso el club no lo ha hecho, y con tanto frente abierto, se ha dañado la imagen del Real Madrid.

Esto empaña los resultados conseguidos, porque deportivamente, como dije al principio, la temporada ha sido buena; la sensación de que se han acortado las distancias con el Barça está ahí, pero Mourinho tiene la fea manía de hablar de todo menos de fútbol con demasiada frecuencia. Veremos qué ocurre la temporada que viene; esperemos que se cambie la línea del club y que Mourinho se olvide de pelear con el mundo y se concentre en hacer algo que no se le da nada mal, que es hablar de fútbol.