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viernes, 29 de julio de 2011

Privilegiados, ¿genética o cultura? ¿talento o constancia?

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Los holandeses se caracterizan por
su capacidad de adaptación.
Me parece sorprendente la cantidad de pequeños factores que pueden llegar a influir en el aprendizaje de cualquier actividad - y los deportes en general, y el fútbol en particular no son una excepción. A menudo, la línea que los separa es demasiado delgada o difusa, y resulta difícil determinar si la clave del éxito se debe a unos o a otros. ¿Qué tiene más influencia: el talento innato transmitido por la vía de la genética, o la constancia, la insistencia, la práctica?. ¿Y cómo influye el factor cultural en todo esto?.

La respuesta no es sencilla, porque seguramente todo tiene un peso decisivo en cierta medida. Está claro que el talento sin constancia no sirve de mucho en el deporte de élite. La constancia sin talento, aunque puede servir para alcanzar metas, acaba por poner un límite al deportista tarde o temprano, un techo que la práctica no permite superar. Una discusión interesante que se hace a menudo acerca de la genética o el aprendizaje, es si resulta preferible un deportista menos talentoso, pero que ha conseguido sus metas gracias al entrenamiento, por haber tenido que hacer un mayor esfuerzo para conseguirlo. En esa discusión podrían entrar los dos grandes ases futbolísticos del momento, uno con un talento más innato - Messi - y otro con un talento más entrenado - Cristiano Ronaldo - ¿cuál de los dos es más admirable?. En estos casos hay que decir aquello de para gustos colores, pero la realidad demuestra que los más talentosos son, estéticamente, más atractivos para el público, mientras el otro perfil representa mejor valores del deporte como el sacrificio o la capacidad de superación. Por otra parte, en esta historia también hay un factor cultural, que tiene importancia en cuanto a la predisposición del individuo a practicar un cierto deporte por encima de otros, o en cuanto a la mentalidad competitiva, o la disciplina...todos factores importantes en cualquier deporte.

En Brasil, el fútbol es un auténtico
acontecimiento social.
A lo largo de la historia del fútbol hemos podido darnos cuenta de que existen algunos privilegiados; reúnen tanto las condiciones genéticas cómo las culturales para ser unos escogidos en ésto de darle patadas al balón. Así, tenemos los ejemplos de Uruguay y Holanda, dos países que a pesar de su reducido tamaño, han sido tradicionalmente exportadores de grandes futbolistas. Sin duda, debe haber una cierta predisposición genética para que en países tan pequeños aparezcan tantos futbolistas, sin olvidarse del componente cultural; los uruguayos son duros, competitivos y mentalmente fuertes, algo muy arraigado en su cultura, mientras los holandeses tienen una gran capacidad de adaptación y se integran rápidamente a la vida y el fútbol de otros países. En contraposición, grandes poblaciones cómo China, Estados Unidos o India nunca han sido potencias futbolísticas y se inclinan más por otros deportes por una cuestión cultural. En otro plano está Brasil; las condiciones físicas de los futbolistas brasileños siempre han sido idóneas para jugar al fútbol, a los que se les une su situación socio-cultural. En Brasil, éste deporte es un auténtico acontecimiento, y además supone casi la única vía de escape para una parte de la población que vive en la pobreza, lo que los predispone más a pasar horas y horas dando patadas a un balón. En cambio, su punto débil ha venido más por el lado de la disciplina. Un defecto que afecta mucho menos a otros como Alemania, uno de los equipos más laureados de la historia gracias a su fortaleza física innata, su constancia, y a ese espíritu tan alemán que les impide rendirse nunca. Además, al tratarse de un país muy desarrollado, cuenta con excelentes instalaciones deportivas que favorecen la formación de grandes futbolistas. Aunque éstos son sólo algunos ejemplos - hay muchos más, cada uno con sus matices - en todos ellos se entremezclan una genética adecuada con unas condiciones culturales que de una manera u otra favorecen la práctica del fútbol. ¿Qué proporción exacta será la que los convierte en privilegiados por encima del resto?.


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