 |
Barça y Athletic jugarán de nuevo la final de Copa del Rey. |
En el fútbol actual, la aportación de los laterales para crear superioridad en el centro del campo es muy importante. A menudo los entrenadores apuestan por un lateral más ofensivo con recorrido, y otro que tiene más condiciones defensivas y/o que guarda más la posición. Algo así como un lado débil y un lado fuerte. En sus rotaciones de los últimos partidos, Guardiola ya había dejado a Dani Alves en el banquillo, pero nunca antes en un partido clave; ante el Valencia, sorprendió dejando al brasileño fuera y alineando a Puyol en el lateral derecho.
El Barça entró al partido con el pie cambiado. En el momento actual, cualquier equipo se ve con posibilidades de discutirle la victoria y ataca directo a la yugular. El equipo de Emery salió muy enchufado con una línea de cuatro hombres - Adúriz y Jonás por el centro, con Feghouli y Jordi Alba por bandas, que presionaban muy arriba en la salida - y Banega, que se movía por delante de la medular para incomodar al posible receptor del pase. Durante diez minutos al Barça le costó salir de su campo. No encontraba a Xavi, ni a Thiago ni a Cesc; y Alexis, Cuenca y Messi estaban muy encimados por una línea defensiva que se adelantaba y dejaba poco espacio. Esta vez el recurso de Dani Alves por detrás de la línea de presión para facilitar la salida, que le dio buen resultado en otros partidos, no estaba y el Barça necesitaba otras soluciones.
La primera, la encontró de casualidad. Casi en el primer acercamiento al área de Diego Alves, Messi metió un balón largo a la espalda de la defensa adelantada del Valencia y Cesc metió la punta de la bota para superar al brasileño en su media salida. El fútbol, como cualquier deporte, es también un juego de momentos y de convicciones; el gol aplacó los ánimos y le restó confianza al ímpetu del Valencia, y ahí el Barça empezó a mostrar otra cara. Xavi alternaba su posición con Thiago para hacer de Busquets, y Cuenca y Alexis comenzaban a recibir cada vez más de cara a la portería, fijando así las posiciones de los laterales valencianistas, obligando a retrasar la línea defensiva. Con las líneas más separadas, Messi y Cesc tenían más espacio para recibir, y el Barça pudo crear muchas situaciones de superioridad que pudieron acabar en más goles. Se vio probablemente el partido más completo del equipo de Guardiola en lo que va de año, sobre todo con más precisión en la circulación de balón, y con un Xavi mucho más cómodo y participativo. Si no fuera por la falta de acierto de cara a puerta - sobre todo de Messi - y la portentosa actuación de Diego Alves, el partido podría haberse resuelto mucho antes, y con menos sufrimiento.
No lo hizo hasta bien avanzada la segunda parte, cuando una llegada en segunda línea de Xavi terminó por matarlo. La primera conclusión es que el Barça estará en la final, repitiendo la de hace tres temporadas ante el Athletic de Bilbao. La segunda conclusión, que parece que el equipo sigue reencontrándose poco a poco, partido tras partido, ahora viene un partido difícil fuera de casa en Liga para calibrarlo. Lo que está claro es que aún tiene margen de mejora: con tantas ocasiones, acabarán por volver a entrar los goles y después de las rotaciones, el equipo volverá a jugar con un lado fuerte.
Algunas claves del partido...
1 Guardiola, sin lado fuerte. El técnico azulgrana sorprendió dejando fuera a Dani Alves y dando entrada a Puyol en el lateral derecho. El equipo ganó en garra y se controló bien esa banda, pero perdió en soluciones ofensivas.
2 El bueno comienzo del Valencia, roto por un gol. El equipo de Emery salió enchufadísimo y puso en serias dificultades al equipo azulgrana. El gol de Cesc supuso un punto de inflexión en el partido y cambió el aire del juego.
3 Negados de cara a gol. El Barça sigue teniendo problemas para hacer goles. Dejó demasiada abierta una eliminatoria que pudo haber sentenciado mucho antes. Algo para mejorar en los próximos partidos.
Foto
No hay comentarios:
Publicar un comentario