El pasado día 5 nos dejó uno de los grandes de la historia del fútbol. Eusébio da Silva Ferreira (África Oriental Portuguesa, 1942-2014) convirtió al Benfica en el dominador del fútbol europeo a inicios de los 60, y lideró uno de los equipos más recordados de la historia de los mundiales: la Portugal de 1966.
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"Eusébio se confirmó como leyenda en el Mundial de 1966: el momento culminante de mi carrera".
icen que sólo los más grandes dejan una huella diferente, imborrable. Algo así puede decirse de la huella que dejó Eusébio en su club de siempre, el Benfica. Fichado en 1960 con tan sólo 18 años, el joven talento desencadenó un conflicto con el Sporting de Lisboa que le obligó a viajar con pasaporte falso desde su Mozambique natal, y a refugiarse en una aldea en Algarve para evitar las tensiones en la capital. Aquél pasaporte falso originó problemas burocráticos que retrasaron su debut hasta 1961. Sin embargo, no necesitó mucho tiempo para conquistar el corazón de la hinchada de O Glorioso, gracias a un estilo de juego que podría decirse hacía honor a su apodo, pantera negra: potente, fuerte, rápido, con un disparo durísimo, y con una facilidad pasmosa para el gol.
El impacto en el fútbol portugués y europeo fue tremendo: su Benfica conquistó 11 de las 15 Ligas siguientes, 5 Copas portuguesas, y se convirtió en el segundo equipo en conquistar la Copa de Europa - por partida doble - tras el repóker del Real Madrid, ganador de las 5 primeras ediciones. Eusébio se perdió la primera final conquistada en 1961 ante el Barcelona en Berna, por los problemas burocráticos antes mencionados, pero sí que estaría un año más tarde en la que el club lisboeta le ganó al Madrid de Puskas y Di Stéfano, 5-3 con dos goles de una perla de tan sólo 20 años. También disputaría y perdería tres finales más ante Milán, Inter, y Manchester United durante la década de los 60. Todo aquello le valió el reconocimiento del Balón de Oro, conquistado en 1965, y dos Balones de Plata, en 1962 y 1966.
Eusébio se confirmó como leyenda en el Mundial de Inglaterra en 1966, como el propio jugador confesaba, "el momento culminante de mi carrera". Portugal debutaba en una Copa del Mundo, y lo hacía en grupo difícil, encuadrada con Bulgaria, la potente Hungría y la vigente campeona, Brasil. Pocos apostaban por la debutante, pero Portugal venció con solvencia los tres choques, incluyendo un histórico 3-1 a Brasil con dos goles de Eusébio que sirvieron para eliminar a la campeona. Luego, anotó cuatro tantos en la remontada de un sorprendente 0-3 ante Corea del Norte, para terminar ganando 5-3. El sueño de Portugal se esfumó en semifinales, al caer por 2-1 ante la anfitriona - y finalmente campeona - Inglaterra. La estrella portuguesa anotó el único tanto de su equipo, y aún tuvo tiempo de añadir otro más en el choque que le dio el tercer puesto a su país. Eusébio se erigió en Bota de Oro de aquel Mundial con 9 tantos. Esa sería la primera y única vez que pudo mostrarse en campeonato del mundo, puesto que Portugal no volvería a clasificarse.
En sus quince temporadas en el Benfica anotó 317 goles en 301 partidos, y acumuló mérito tras mérito: máximo goleador del campeonato portugués en 7 ocasiones, 2 veces Bota de Oro Europea, y 3 veces máximo goleador de la Copa de Europa. Luego, jugó en diversos equipos en Estados Unidos, México y Canadá, antes de volver a Portugal y poner punto y final a su carrera tras 22 años de profesional. La cerró con 537 tantos en 592 partidos, incluyendo 41 en 64 encuentros con Portugal. Su club de siempre, el Benfica, vive ahora momentos difíciles - ha perdido la pujanza de antaño tanto a nivel nacional como internacional - y Eusébio representa la gloria del pasado, aquellos momentos en los que el Benfica era el dominador de Europa, inmortalizado en la gran estatua del ariete que adorna la entrada del Estadio Da Luz. Será, para siempre, el gran Benfica de Eusébio.
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