Leyendo entre líneas al Málaga de Al-Thani

Como el cuento de la cenicienta. El club siempre humilde y desaseado se convertía de repente en atractivo, rico y poderoso por obra del jeque Abdullah Al-Thani. Málaga entera se ilusionaba como nunca antes, con un proyecto de fuerte inversión económica, incorporaciones de renombre y objetivos ambiciosos. Y llegaron los sponsors, los focos, y la clasificación para disputar la previa de Champions. Todo parecía ir sobre ruedas, pero llegó la media noche, y la carroza de luces volvió a convertirse en calabaza...

Al-Thani es un empresario que viene a hacer negocio, nada más. Y a su llegada a Málaga hablaba de "planes estratégicos para la ciudad". El equipo de fútbol fue obviamente la puerta de entrada más rápida. Probablemente, la falta de progresos de todos esos planes urbanísticos que el jeque tenía en mente, hayan reducido al mínimo sus previsiones de ingreso. Como el gasto desmesurado en el club, como el desigual reparto televisivo de nuestra Liga a la escocesa. Y todo ello ha propiciado un cambio brusco en el planteamiento del proyecto.

Nadie puede quejarse del fondo, sí de las formas. Una cosa está clara: el Málaga es una empresa, tiene dueño y puede hacer lo que quiera. No está obligado a invertir en el club, y nadie puede quejarse por ello. Ahora bien, el silencio, la incertidumbre, la mala imagen por los impagos, tomar decisiones así a estas alturas, cuando había todo un verano por delante...no. Un club de fútbol mueve los sentimientos de mucha gente; esa es la diferencia con una empresa, la gente. Y ninguno de los malaguistas que han dado su apoyo masivo al club en las buenas y en las malas, se merece el trato de los últimos días. Que le quede bien claro a Al-Thani, a su primo, o al que venga.

Málaga siempre ha sido humilde, no se le caerán los anillos. La afición del Málaga ha estado con el equipo en segunda, sin fichajes o en ley concursal. Está acostumbrada a sufrir, porque siempre ha sido humilde. Le duele más la imagen de insolvencia y la falta de seriedad, que el perder el estatus de rico. No se le caerán los anillos por volver al viejo estilo, estará en La Rosaleda, seguro.

Pensando en positivo. A veces, dar un paso atrás puede servir para tomar impulso. La situación del Málaga hace tres años era muy negra, con una situación económica precaria, y una plantilla que a duras penas se mantenía en Primera División. Ahora se marcharán algunos jugadores o el cuerpo técnico, pero aún así, el panorama seguirá siendo mejor que el de no hace mucho. Aún está abierta la posibilidad real de estar en la próxima Liga de Campeones, o al menos la Europa League, que ya sería algo histórico para un equipo que sólo jugó competición europea una vez. Si con la nueva política se consigue un club sostenible y saneado, aún a costa de crecer más despacio, y que pueda mejorar con alguna inversión puntual de sus propietarios, bienvenido sea. 

Nuevo golpe a nuestro campeonato. Más allá de los problemas de solvencia de un club - más mediáticos, pero no más graves que los de otros, que deben más y de los que se habla menos - la gran lectura de toda la historia del Málaga de Al-Thani, es que la brecha con los dos grandes se abre cada vez más. Nadie de los de la otra Liga puede permitirse ahora fichajes de primer nivel, ni inversiones que superen la decena en millones de Euros, porque el fútbol no genera los ingresos suficientes. Esto hace que jugadores como Cazorla, Borja Valero o Michu esta temporada - como Silva o Mata en las anteriores - hayan hecho las maletas. Algunos mediocres tal vez lo celebren porque parece tendrán un rival menos para sus aspiraciones, pero la realidad es que las únicas y remotas alternativas al poder dominante se disipan cada vez más, y dejan nuestra Liga aún más debilitada.