Recientemente leía una entrevista al técnico italiano Arrigo Sacchi en la que hablaba un poco de todo y decía algunas cosas interesantes. Rememorando sus tiempos en el Milán, en la que la opinión de Silvio Berlusconi contaba casi tanto como la del entrenador y en la que los debates sobre el once eran frecuentes, Sacchi explicaba su diferente punto de vista con respecto al mandatario: "para Berlusconi, el fútbol era un deporte maravilloso decidido por las grandes individualidades; para mí, un deporte maravilloso decidido por un buen trabajo de equipo".
A lo largo de los últimos meses y en especial los últimos días, la prensa había venido subrayando la gran amenaza de Neymar para el Barcelona de cara a la final del Mundial de Clubes. Y no sin razón - el brasileño es una de las grandes estrellas emergentes del fútbol mundial - pero es tan sólo una gran individualidad ante un gran juego colectivo, que es como una isla solitaria en medio del océano. Comparar a Messi con Neymar sin el amparo que tiene detrás el jugador argentino es injusto para el brasileño, que poco pudo hacer para evitar la derrota. Una vez más, el equipo azulgrana, con su juego colectivo, volvió a dejar en nada a las grandes individualidades, como ya ocurrió hace poco más de una semana en el Bernabéu con Cristiano Ronaldo. Con su triunfo sobre el Santos, el Barça suma el segundo Mundial de Clubes de su historia. Seguro que a Sacchi no le habrá sorprendido la victoria del Barça; y es que, visto lo visto, parece claro quién es el que sabía de fútbol en aquella dupla que tantos éxitos consiguió en el equipo rossonero.
El Barça vencio al Santos en Yokohama y consiguió su segundo título mundial. |
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