El Bayern reina por quinta vez en Europa

El Bayern Múnich cumplió los pronósticos y consiguió su quinta Liga de Campeones en Wembley. Tal vez con más dificultades de las que muchos pensaban, tuvo que esperar al minuto 89 para resolver gracias a un tanto de Robben, que acabó con la mala racha que le perseguía en las finales, y al fin pudo ser héroe. Heynckes se despedirá dejando a Guardiola un listón altísimo muy difícil de superar.

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"Esta Champions del Bayern es indiscutible, impecable. Y ayer pudieron surgir dudas por un gran Borussia Dortmund, que dio una lección de como afrontar una final".

l fútbol tiene la extraña capacidad de dejarnos alguna enseñanza de cuando en cuando, no importa cuanto tiempo llevemos siendo espectadores de este juego. La final de esta Champions deja para mí una fundamental: si el trabajo está bien hecho, con un poco de paciencia y una pizca de suerte, los resultados llegan. Porque este Bayern es básicamente el mismo equipo del año pasado, con algún retoque. El mismo que perdió una final de Liga de Campeones en casa, el mismo que se llevó 5 en la final de Copa y acabó lejos en la Bundesliga; mientras otros - tal vez porque en España lo llevemos en el ADN - hacen un terremoto con cada derrota, el sentido común y confiar en el valor de los futbolistas tienen casi siempre premio, y aún más satisfactorio.  

Porque esta Champions del Bayern es indiscutible, impecable. Y el gran mérito de que ayer pudieran surgir dudas estuvo en un gran Borussia Dortmund, que dio una lección de cómo se debe afrontar una final; Klopp dispuso un equipo agresivo, que ahogó al centro del campo del Bayern en la primera media hora y le dobló en intensidad. Algo realmente difícil, dado el estado de forma del equipo de Heynckes. A la fuerte presión en la zona ancha, unió la estrecha vigilancia en los costados a Ribery y Robben, a costa de perder profundidad en ataque con Schmelzer y Pisckzcek, que se prodigaron en ataque mucho menos de lo que acostumbran. Sin Götze en el campo, y con menos efectivos para hacer daño, Reus y Lewandowski tuvieron que multiplicarse, e interpretaron el juego a la perfección: demarques a la espalda, combinaciones rápidas y peligro con sólo unos pocos toques. Sólo Neuer evitó que el gran arranque del Borussia se tradujera en el marcador.

Ahogado en el medio y con las alas cortadas, el Bayern tiró de una de sus armas clásicas para cimentar su entrada en el partido, el balón parado. Por ahí llegaron sus primeras ocasiones, sobre todo un remate de Mandzukic que Weidenfeler desvió lo justo antes de lamer el larguero. Con eso consiguió desperezarse y hacer recular al rival, equilibrando poco a poco el partido. En un par de contras rápidas, Robben tuvo la oportunidad de adelantar a su equipo, pero en ambas estrelló el balón contra el cuerpo de un Weidenfeler que iba camino de convertirse en figura del partido. El holandés aumentaba el runrún que ya había entorno a su figura antes del partido por su falta de tino en las finales. Un runrún que se encargó de borrar de un plumazo en la segunda parte; primero con una asistencia a Mandzukic para abrir el marcador, y luego desequilibrando a un minuto del final el empate conseguido por Gundogan tras un penalti de bulto de Gante sobre Reus.

Aún sin ser ni de lejos el mejor partido del Bayern esta temporada, poco se puede discutir de los merecimientos de un equipo que se ha mostrado como el más fuerte y sólido en el concierto europeo, y reinará, por quinta vez en su historia, en el viejo continente al menos durante los próximos doce meses. Heynckes consigue así su segunda Liga de Campeones 15 años después de la que consiguiera dirigiendo al Real Madrid, y dejará a Guardiola un legado difícil de superar, que puede cerrarse con un triplete la próxima semana en la final de Copa en Alemania.