Desde el 15 de Marzo de 2011, Eric Abidal (Lyon, 1979) no ha dejado de luchar fuera de los terrenos de juego. Con dos cirugías y un trasplante de hígado encima, se esfuerza por tener al menos una posibilidad para volver a jugar al fútbol de élite. Ya ha dado un paso importante tras recibir el alta médica, aunque afirma "no ser su prioridad principal en este momento", el simple hecho de plantearse la meta ya es una muestra, un ejemplo de vida. Os ayudamos a comprender por qué.
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"Tras un trasplante de hígado, no es aconsejable el ejercicio físico por la medicación. Sólo unos pocos elegidos pueden soportarlo".
uando el FC Barcelona anunció por sorpresa, en Marzo de 2011, que su lateral izquierdo titular padecía cáncer de hígado, la noticia cayó como una bomba en el entorno azulgrana. En plena lucha de poder con el Real Madrid - con 4 clásicos decisivos en tres semanas a la vista - llegaba la caída repentina de uno de los pesos pesados del vestuario. Y que caída. Aunque clínicamente, no debería sorprender tanto lo súbito de su diagnóstico; el cáncer de hígado es una enfermedad silenciosa hasta que se encuentra en estado avanzado, sin síntomas, sin pruebas de laboratorio específicas para detectarlo, difícil de palpar en un examen físico.A Abidal le fue extirpado un tumor hepático entonces, y volvió a los terrenos de juego en tiempo récord de siete semanas. Sin embargo, algunas de las causas más habituales de éste tipo de Cáncer, que incluyen los virus de la Hepatitis B y C, producen deterioro de las células del hígado, inflamación y cirrosis, que a la larga acaban por mermar el funcionamiento del órgano. Aunque el Barcelona no ha explicado los detalles médicos de la enfermedad por respeto al jugador, entra dentro de la lógica que éste tipo de cáncer pueda requerir un trasplante con el tiempo, como finalmente ha ocurrido. Ahora bien, conseguir un transplante de hígado efectivo tampoco es tarea fácil. Resulta difícil encontrar un donante fallecido en un periodo de tiempo suficientemente corto para que el órgano se encuentre en buen estado, además de ser sanguíneamente compatible, y con una complexión física similar, para minimizar posibles rechazos y garantizar el correcto funcionamiento. Por esta razón, se está extendiendo cada vez más el trasplante procedente de donante vivo.
Aunque tampoco ha trascendido su identidad, se reconoce que Abidal recibió una porción de hígado sano de un primo suyo. En éste tipo de intervención, el hígado tanto del donante como del receptor vuelven a crecer a un tamaño normal en cuestión de pocas semanas. Se estima que el donante puede volver a hacer esfuerzo físico y recuperar vida normal en un periodo aproximado de tres meses; para el receptor, el proceso es mucho más complejo. Debe recibir una medicación inmunosupresora de por vida, para evitar el rechazo natural del cuerpo al órgano trasplantado. Ésta medicación reduce las defensas, por lo que habitualmente no es aconsejable cualquier tipo de actividad que puedan debilitar aún más al organismo, como puede ser el ejercicio físico intenso de un deportista de élite. Sólo unos pocos elegidos con un físico privilegiado pueden hacer frente a semejante carga con éxito. A pesar de la dificultad, Abidal no se ha rendido nunca. Lleva más de nueves meses trabajando y luchando para poder volver a un terreno de juego, y ya está un poquito más cerca con el alta. Un gran mérito que merece quitarse el sombrero, y que traspasa las simples barreras del fútbol. Es un ejemplo a seguir, un ejemplo de vida.
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