Benzema, autor de dos de los
tres goles del Madrid en Nicosia.
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El Real Madrid solventó el partido de ida de los Cuartos de Final de la Liga de Campeones con una victoria por 0-3 sobre el APOEL en terreno chipriota. La eliminatoria se presentaba a priori bastante desigual y, aunque el equipo blanco no abrió el marcador hasta quince minutos del final, la superioridad y el control del partido fue más o menos la que se esperaba, así que las conclusiones que se pueden sacar son muy relativas, pero a mi juicio hay algunas interesantes. La primera, que el Madrid anda en ese tramo de la temporada que tienen todos los equipos algo espeso, en el que no abundan las ideas, pero que las suple con su tremenda calidad individual que puede aparecer en cualquier momento, que fue la que al final vino a resolver el partido. La segunda, que aunque el rival fuera a priori inferior, la sensación de superioridad del Madrid física y técnica con respecto a la gran mayoría de los equipos a los que se enfrenta es más que considerable; la línea del éxito o el fracaso la dictará su medida real ante los mejores equipos del continente.El partido también dejó algunos nombres propios, como Sahin o Marcelo.
Sorprendió Mourinho al dar entrada en el once a Sahin en lugar del sancionado Xabi Alonso. Y si bien es cierto que el turco dejó algunos detalles de sus virtudes - buen desplazamiento en corto y en largo - en mi opinión sigue muy lejos del jugador que recuerdo en Dortmund, con mucho más recorrido, con mucho más peso en el campo y trascendencia en el juego. Pareciera algo apocado, tímido, pero sigo creyendo que ahí hay futbolista. De él depende ganarse más minutos, porque Mourinho suele ser un entrenador justo con los esfuerzos y el rendimiento de cada uno. Insisto, dejó detalles positivos, pero eché en falta más hambre, sobre todo para tratarse de un jugador que estaba llamado a ser titular y aún no ha demostrado las virtudes por las que se le contrataron. Aún se le espera.
El otro nombre propio del partido para mí fue Marcelo, que con su rendimiento no deja de demostrar que en este momento no hay debate posible con Coentrao. Con su capacidad de desborde y su sorprendente habilidad para regatear en un ladrillo - a veces uno se pregunta cómo salió del embrollo - es fundamental para crear la superioridad que se le exige a un lateral de primer nivel y ser un elemento desequilibrante ante defensas cerradas. Él y Kaká - que se inventó una gran asistencia a Benzema para abrir el marcador - le dieron al Madrid la capacidad de sorpresa que necesitaba para descolocar a un rival bien posicionado y superar la cuota de desesperación que suele mermar el juego del que asedia sin premio. Y una vez echado abajo el cerrojo, los goles fueron cayendo sin remedio. Tres en quince minutos con los que el Madrid solventó el partido con una superioridad que no exigió brillo y que harán que, salvo que el mundo acabe dentro de una semana, esté esperando rival en semifinales.
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