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miércoles, 8 de enero de 2014

Querido Comandante:

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 Por Sergio Sánchez @Zeryiel7
T
e escribo estas líneas a escasos días de que se celebre la dichosa gala del Balón de Oro, esa que está haciendo tanto ruido para que te lo den a ti, al de allí o al de mas allá, esa que se ha mediatizado tanto y que parece que tiene la única respuesta a quien es el auténtico emperador del fútbol en los días que corren.

Precisamente, te escribo estas líneas antes de ese momento, a modo de declaración de multitud de intenciones, la principal, es que yo no necesito leer tu nombre en ningún sobre, ni que te pongas una chaqueta de lunares y des un discurso poco elocuente que lo vea medio mundo para saber que ahora eres el más grande. Nada tiene que ver que lo seas habiendo pasado del egoísmo a la generosidad. De la soberbia a la humildad. Del “yo” al “nosotros”. Sobre todo, independientemente de que todo eso lo hayas conseguido llevando por bandera la camiseta que tanto aprecio.

Quien bien me conoce, sabe que desde que apareciste por aquí, no has sido nunca santo de mi devoción. Siempre te he examinado con lupa y he condenado hasta el gesto más insignificante que no me ha gustado, tanto dentro como fuera del campo. Hay quien prefirió subirte al pedestal desde el principio, tratándote de una manera especial y perdonándote todo lo que no se perdonaba a cualquiera. Desde mi punto de vista, ningún comportamiento de los dos era del todo sano, pero mientras que el endiosarte era “lógico”, el condenarte, siendo yo un  madridista de pro, hacía que se me mirara más bien raro.

Y aquí estoy hoy, para rendirme a tus pies, para publicar que me has ganado, para destacar que ese cambio de actitud del que hablabas hace no mucho ha provocado que se multiplique mi predilección y respeto por ti. Porque en estos 5 años, llegaste para ser un Dios al que adorar y en el transcurso de este proceso, has pasado de exigir dicha adoración con una pose, a provocarla con tu sacrificio y profesionalidad. Y así será ya para toda la vida, tengas un Balón de Oro dentro de unos días en tu mano, o no.

Atentamente.

Un fiel soldado.

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