El desembarco del alemán en la Costa del Sol ha sorprendido a muchos. El que fuera entrenador de Levante, Getafe y Real Madrid, entre otros, llega al club malagueño en un momento ‘complicado’ para la entidad.
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"Llega la Operación Descartes (y no hablamos del filósofo)".
ras el golpe de la UEFA y el TAS y la consecuente huida de ‘talentos’ y ‘economización’ del club era evidente que la directiva necesitaba un golpe de efecto para no perder lo más importante, la ilusión de la afición. Y aunque se antoja complicado que el malaguista de a pie olvide a los ya ‘desaparecidos’ ‘Joaquines’, ‘Iscos’ y ‘Van Nistelroys’ de turno, el ejemplo de Pellegrini parece haber calado en Al Thani que desde la marcha del chileno centró sus esfuerzos en la contratación de un, a priori, relevo de garantías para comandar la nave malaguista: Bernd Schuster
Y no lo hace solo, el técnico alemán (que haciendo cuentas, intuimos
no cobrará menos de un millón y medio de euros por temporada) trae segundo de a
bordo (Fabio Celestini), preparador físico (Carlos Cascallana) y
un preparador de porteros (aún sin concretar).
Asegurado el puesto de mando, Schuster (que
sigue buscando casa en Marbella cerca del Colegio Alemán Juan Hoffmann) está a
la busca y captura de nuevos y baratos tripulantes. El técnico alemán ha echado
la vista atrás y ya ha puesto en la lista de prioridades al que espera sea su
primer remero de popa: el ex de Getafe y aún colchonero, Cata Díaz.
El argentino no ha contado con la continuidad
que esperaba tener a las órdenes de su compatriota Simeone y el incidente con
aficionados en la celebración de la Copa del Rey puede
ser uno de los detonantes para que el central, pretendido ya por algunos clubes
de la liga de su país, acabe recalando en las filas del Málaga.
Prioridad que se une a la del remero de proa,
o delantero centro. Schuster, consciente de la situación económica del club,
sabe que tiene que tener paciencia y es por eso que el Málaga tardará en
incorporar las caras claves del nuevo proyecto. El club malacitano no le queda
más remedio que pescar entre descartes, mediante cesiones o incorporaciones
libres de ‘carga económica’, para afrontar una temporada en la que la única exigencia
que tendrá, por contrato Schuster, será la permanencia. Y es que es hora de despertar
del sueño europeo y prepararse para remar y escapar de la dura marejada de
segunda.
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